El sueño va madurando y los patrones de sueño van cambiando a lo largo de toda la vida. Los bebés pasan la mayor parte de la noche en sueño leve y esta es una de las razones por las cuales tienen muchos despertares.
Sin embargo, algunos hábitos de sueño que se incorporan desde chiquitos pueden pueden mantenerse por muchos años e interferir en el sueño durante toda la infancia.
Mira estos 3 casos de familias que buscaron mi ayuda con hijos un poquito más grandes:
- Nacho, 11 años
Cuando dormía con su hermana en la misma habitación, si ella era la primera en dormir, pedía la compañía de los padres. Si se despertaba de madrugada, lo mismo. Nacho se angustiaba por no lograr hacer algo que veía que otros hacen con facilidad y le molestaba no poder ir a dormir e la casa de amigos porque si se dormían antes, quería volver a casa. - Julieta, 4 años
Julieta tiene una hermana que es un año más grande y que no durmió bien hasta los 3 años y medio. Alrededor de esta edad empezó a dormir mucho mejor naturalmente. Sin embargo, su hermano no siguió el mismo camino. Algunos hábitos que había incorporado desde chiquita hicieron que después de los 3 años y medio siguiera durmiendo mal. La hora de dormir era muy larga, los padres la tenían que acompañar y se despertaba muchas veces en la noche, pidiendo ayuda para seguir durmiendo. - Alfonso, 6 años
Alfonso es un niño que siempre durmió acompañado y tenía miedo de quedarse solo en su cuarto. Durante la noche se despertaba con frecuencia y no aceptaba volver a dormir en su cama. Pasaba a la cama de los padres y seguía durmiendo allí. Si lo acompañaban a su cama, le costaba volver a dormir y se despertaba enseguida. Alfonso ganó una hermanita y pasar al cuarto de los padres de madrugada pasó a ser algo complicado para la dinámica familiar.
Paula Roitman
Pedagoga especializada en el Aprendizaje del Sueño Infantil